2 de febrero de 2008

La Pirámide de Miller

Los educadores no pueden demostrar que los egresados poseen los atributos requeridos o que sus programas tienen el impacto deseado sobre la atención de la salud, si no cuentan con los instrumentos adecuados para la evaluación de los resultados. Contamos con avances en la evaluación del comportamiento profesional, las características académicas y el trabajo en equipo multiprofesionales, sin embargo requerimos desarrollar nuevos instrumentos para valorar las competencias y los resultados más generales, particularmente los que se basan en el juicio profesional . Un modelo muy aceptado en la comunidad de educadores médicos es el de la pirámide de Miller (Ver Figura), en el que se muestran de manera escalonada de autenticidad profesional las características del saber y quehacer del médico, comenzando con la cognición del educando y subiendo hacia la conducta profesional. En la base el primer escalón de la pirámide se refiere al conocimiento, el “saber” o recordar, que puede evaluarse con evaluaciones escritas como los exámenes de selección múltiple; el segundo escalón se refiere al conocimiento aplicado, el “saber cómo” o integrar, que también puede evaluarse de manera escrita con exámenes de selección múltiple; a partir del tercer escalón ya no tienen autenticidad las evaluaciones escritas, ya que se refiere a la competencia clínica, el “mostrar cómo” lo hace, para evaluar este rubro se requiere un examen práctico clínico en un entorno controlado y estandarizado con pacientes o simuladores, como el examen clínico objetivo estructurado (ECOE); el cuarto escalón y punta de la pirámide se refiere al desempeño del médico en la práctica, el “hacer” durante el trabajo cotidiano, que para ser evaluado requiere de métodos de otro tipo como observación directa, portafolios educativos, evaluación por pares, registro de resultados en sus pacientes, etc. (1,3).


Figura 2. Modelo de la Pirámide de Miller para evaluar las habilidades y competencias del médico (adaptado de referencia 3).

Es importante integrar de manera lógica y planeada los diferentes métodos de evaluación en educación médica, teniendo en cuenta los objetivos a ser evaluados por cada instrumento de acuerdo a su situación en la pirámide de Miller. La educación basada en competencias tiene como una de sus virtudes que se debe documentar la competencia y el desempeño del educando en las partes altas de la pirámide, para asegurar de manera más auténtica que el médico está listo para hacer lo que la sociedad y el gremio médico suponen que debe saber hacer para una práctica clínica efectiva. En los programas educativos de residencias médicas en que los educandos tienen un intenso componente de trabajo directo con pacientes bajo la supervisión de los especialistas, es de particular importancia que utilicemos métodos de evaluación orientados a los dos últimos escalones de la pirámide (competencia y desempeño), haciendo un esfuerzo para que sean lo más válidos y confiables posible en la medida de las limitaciones de nuestro entorno.

1 comentario:

SAUL GOMEZ HERNANDEZ dijo...

Envio un caluroso saludo desde Tlaquepaque México, agregue su nota sobre Miller a mi blog.
http://educacionvirtualyadistancia.blogspot.com/

Saludos Dr.

Saúl Gómez Hernández