La agresión permanente al ecosistema está provocando una especie de revolución bacteriana. Esta "rebelión de los microorganismos" está provocando que los agentes infecciosos creen resistencias a los antibióticos y fármacos disponibles en patologías tan prevalentes como la tuberculosis o la malaria, y otras tan graves como la meningitis o las infecciones que se adquieren en los hospitales. Cada vez resulta más difícil combatirlas, y en el caso de la tuberculosis XDR, ni siquiera es posible curarla: la mortalidad roza el 100% de los casos causados por estas cepas ultraresistentes.
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