30 de enero de 2009

Etica en la Medicina Actual

En la medicina de los servicios públicos hay una indudable falta de equidad lo cual hace injusta la medicina así organizada. En los trece subsistemas en que se administra medicina en los servicios públicos hay una gran variedad de oportunidades de acceso, suficiencia o insuficiencia de recursos; existe en la mayoría un exceso administrativo que reduce recursos para la atención médica propiamente dicha. Los insumos con frecuencia son insuficientes, principalmente los medicamentos y por ende la calidad de la atención en ocasiones es mala. Es una falta ética de la llamada organizacional.
En los grandes centros médicos privados la selección necesaria se da por la capacidad económica del enfermo. De esto no tienen la culpa estos consorcios; es una falta ética del sistema médico del país. Sin embargo, sí se dan casos de faltas éticas, como cuando se da de alta a un enfermo independientemente de su situación clínica cuando se le agotan los recursos económicos, o cuando se promueve el concepto de “productividad”. El médico mejor considerado en el grupo es aquel que utiliza más los recursos instalados, ya sean estudios clínicos, de gabinete o internamientos. Esto puede lesionar el principio de justicia y en ocasiones el de no maleficencia. Existen comités de ética, pero no necesariamente funcionan. Se relata el caso de un cirujano plástico en uno de estos grandes centros, que se ofreció a resolver un caso con urgencia, no obstante, que el paciente ya tenía tratos con otros médicos, si la familia depositaba una fuerte cantidad en su cuenta bancaria. Conociendo el hecho, el director de ese hospital quiso darlo de baja del grupo, no pudiendo hacerlo, porque la institución consideraba que era “productivo”.
Quizá uno de los problemas éticos mayores en estas latitudes se da cuando especialistas certificados en un área atienden casos de otra área distinta. Esto se da con mayor frecuencia en los internamientos por urgencias y propicia no sólo la invalidez del esfuerzo de certificación, sino cierta ineficiencia al atender casos distintos de su capacidad y propicia el doble cobro, pues con frecuencia acaban teniendo que llamar al especialista capaz ante el caso.
Finalmente, un país puede tener organizada una medicina ética o no. Cuando Flexner a principios de siglo pasado logró a través de su estudio que se cerraran las escuelas de medicina que no cumplían con las condiciones necesarias para funcionar con calidad dio un paso muy importante a la formación ética de médicos con los conocimientos y las destrezas necesarias para un ejercicio médico de calidad, obligación ética indispensable, antes que otras. En nuestro medio aún esperamos un movimiento como el de Flexner que limite las escuelas de medicina a las que aseguren nivel. Este es un problema ético de la medicina en México.
Mientras el país invierta menos del 3% del PIB en los servicios de salud, todas las promociones de su capacidad de resolver la atención de la salud de los habitantes en México serán insuficientes. La salud en México no se resuelve con spots en televisión. Hay países de América Latina que invierten más del 6% de su PIB en esta tarea. En nuestro medio se maneja con maña el que se invierte cerca del 6% incluyendo en esas cuentas la inversión de organismos privados, cuando en realidad la inversión pública en salud es sólo el 45% del total (23).
En los servicios de salud dependientes del Estado muy poco se invierte en investigación. En la mayoría de los hospitales se reduce ésta a investigación de productos farmacéuticos promovida por esta industria, lo que da por resultado que los hospitales después se conviertan en propagandistas de esos productos.
Quizá la falta ética más grave del sistema estatal de salud es la permisividad que se da para que innumerables insumos para la salud se promuevan a través de medios masivos de comunicación, principalmente, medicamentos. El daño que se hace a la población puede ser incalculable. Este es un mal que se ha extendido en todo el mundo. Sin embargo, en nuestro medio llega a tener dimensiones grotescas debido a que carecemos de reglamentos que eviten asuntos tan lamentables como la propaganda de insumos para la salud por televisión.
La nueva medicina con los muy grandes adelantos en el conocimiento y en los maravillosos avances de la tecnología médica, pueden servir al ser humano mejor que nunca. Las condiciones de esta nueva medicina obliga a reflexionar en que condiciones esto puede lograrse para cumplir mejor con los postulados que hoy se aceptan que constituyen la ética médica actual: Beneficencia, pensar que toda acción sólo debe ser para el beneficio del enfermo. No maleficencia, evitar cualquier acción que redunde en daño, injusticia o peligro para el paciente. Respeto a la autonomía, es decir, actuar con decisiones compartidas y evitar la actitud paternalista o con suficiencia que deja a un lado la opinión del enfermo. Y finalmente, lograr que todas las acciones se inscriban en la justicia de la administración igualitaria de los recursos médicos actuales para todos los enfermos independientemente de su capacidad económica.
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