La Formación Médica Continuada (FMC) es una necesidad actual del médico, de las instituciones de salud y de la sociedad.
La FMC es distinta, en sus contenidos, en su amplitud y en el tiempo de su realización de una época histórica a otra y de un país a otro.
En cualquier país como el nuestro, la educación y la formación del médico comprende tres etapas que históricamente se han ido añadiendo de forma sucesiva, de acuerdo con el desarrollo científico técnico de la Medicina y el de la sociedad que va a beneficiarse de su asistencia.
Lo primero que se estableció y era suficiente, fue la licenciatura que se otorgaba después de haber cursado los estudios formativos en las Facultades de Ciencias de la Salud y se concedía un título que permitía ejercer libremente durante toda la vida profesional del médico sin necesidad de incorporar nuevos conocimientos, al menos legalmente.
La segunda etapa estuvo constituida por la especialización que fue consecuencia inmediata y necesaria del progreso científico y técnico de la Medicina que presentó inicialmente incertidumbres con características que se han ido definiendo en su desarrollo.
Por otra parte, la imprecisión de las competencias del especialista seguía existiendo, ya que el médico general, es decir, el licenciado en medicina y cirugía, podía legalmente realizar todas las actividades atribuidas al especialista con la única limitación de su conciencia profesional.
El gran cambio en la formación de especialista se produce cuando se hizo evidente la absoluta necesidad de la "formación en servicio" de un aprendizaje tutelado y dirigido en el que se hacían prácticas al tiempo que se adquirían conocimientos teóricos.
Siguiendo esta idea se instaura el sistema de médicos internos y residentes en los grandes hospitales públicos que transforma por completo la formación especializada que de la fase de auto denominación o de predominante educación teórica en la Escuela profesional pasa a la disciplina del sistema de residencias con periodos temporales de formación preestablecidos, en régimen de dedicación completa y exclusiva en hospitales acreditados en los que el futuro especialista iba adquiriendo responsabilidad personal, progresiva y tutelada, con actividades remuneradas por el hospital docente
Es así como surgen conflictos de tipo ético y jurídico por ser difícil la delimitación de competencias exclusivas dada la superposición existente entre las diversas especialidades médicas y quirúrgicas que en la mayoría de las veces sólo pueden establecerse en áreas muy concretas colocadas en el centro mismo de la especialidad.
Sin ninguna duda, dos acontecimientos, como son la instauración del sistema de Residencias para la formación de especialistas y la extensión de las enseñanzas de la licenciatura a hospitales inicialmente no universitarios, contribuyen de forma decisiva a incrementar la calidad de los médicos.
Faltaba en este proceso el tercer eslabón en la educación del médico que es la FMC cuyos fundamentos son bien claros: la medicina está experimentando un extraordinario desarrollo científico y técnico como no había ocurrido nunca en su historia. Ya no se trata sólo de adquirir conocimientos útiles sólo para el diagnóstico, sin apenas trascendencia terapéutica.
Las nuevas tecnologías, recién descubiertas, se introducen con rapidez en la práctica profesional diaria, se remodelan las que se están usando, se encuentran nuevos y más seguros métodos diagnósticos y se cuestionan tratamientos que habían sido empleados durante mucho tiempo y de cuya eficacia empieza a dudarse.
Pero actualmente, la responsabilidad del médico empieza a ser mayor porque sus conocimientos empiezan a traducirse en un quehacer terapéutico cada vez más exigente, más eficaz y por tanto de mayor responsabilidad con el enfermo. Esto supone conocer bien el manejo de los recursos diagnósticos, y las diferentes modalidades de tratamiento.
La instauración del sistema de Residencias para la formación de especialistas y la extensión de las enseñanzas de la licenciatura a hospitales inicialmente no universitarios, deben de contribuir de forma decisiva a incrementar la calidad de los médicos.
En toda conducta humana hay una tendencia a usar lo que se ha usado anteriormente, hacer lo que hemos hecho y a repetir nuestras propias experiencias.
En Medicina, paradójicamente, esto puede ser peligroso ya que confiando en la costumbre, podemos dejar de incorporar nuevos conocimientos o recientes adquisiciones más valiosas que las que veníamos usando.
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4 de octubre de 2008
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