24 de agosto de 2008
El llamado de los Rectores. 13 de agosto 2008.
Como Rectores de las universidades firmantes, estamos obligados a tener una visión integral sobre nuestra realidad. Las universidades están llamadas a ser conciencia crítica de la sociedad, sobre todo en momentos en que el pensamiento se hace imprescindible para sugerir propuestas de regeneración social. Por la naturaleza de nuestras instituciones y por la responsabilidad que nos impone el momento, hacemos la siguiente declaración:
a) Entendemos que, como en ocasiones anteriores, la Nación dominicana será capaz de utilizar sus mejores reservas morales para salir airosa de la situación crítica por la cual atraviesa. Es la oportunidad para que, al margen de la crisis, comencemos a construir la Nación que todos aspiramos.
b) Para enfrentar la situación que vive el país y construir nuestro
futuro, necesitamos un gran acuerdo nacional de todas las fuerzas políticas, sociales y económicas alrededor de las medidas a ser tomadas y las reformas político-institucionales a ser ejecutadas.
c) Reconocemos que el país ha hecho, en las últimas décadas,reformas de mucha trascendencia, pero aún están pendientes reformas sociales, económicas y políticas importantes.
Entendemos que el agravamiento de la situación económica lejos
de impedir que se adopten las reformas necesarias, debe constituir
un motivo para promoverlas.
d) El creciente desequilibrio externo que se viene experimentando mueve a profunda preocupación. Sin dejar de reconocer la influencia de los factores externos, es el momento en que hay que enfatizar en los instrumentos bajo el control de las autoridades que contribuyan a revertir esa situación de alto riesgo. En ese sentido, exhortamos a estudiar detenidamente este problema y buscar soluciones que no afecten a la población más vulnerable.
e) Dado el componente estructural de la crisis, valoramos positivamente que la compensación social a los sectores más afectados por la situación se oriente, fundamentalmente, a generar capacidades que constituyen, en última instancia, la vía más firme para que esta población salga de esa condición.
f) Nos preocupa, además, el auge de la violencia, el narcotráfico y la crisis de valores que permean la sociedad. De ahí que defendamos
que este momento de crisis representa una excelente oportunidad para dar pasos concretos que aseguren la gobernabilidad en base a un ejercicio transparente, eficiente y racional de la gestión pública y privada que promuevan que toda la riqueza social contribuya al afianzamiento del bien común.
g) La crisis de valores demanda poner especial atención a la familia
como base esencial de la cohesión social, así como también atender
prioritariamente la educación como factor fundamental del
fortalecimiento de nuestra democracia y de la convivencia social.
Históricamente, las sociedades son sometidas a pruebas. Nuestro país ha sabido salir airoso de situaciones difíciles y estamos seguros de que en esta ocasión también lo hará. Es necesario fijar nuestra mirada en un punto común: la superación de todas nuestras dificultades con un sentido de nación. ¡Que esta crisis se convierta en la oportunidad de hacerlo!
¡¡Reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a la construcción del futuro que merece el pueblo dominicano!!
En Santo Domingo, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, a los trece (13) días del mes de agosto del año dos mil ocho (2008).
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