24 de septiembre de 2008

¿Como imaginan los médicos la medicina del futuro?

Un médico enfrentará su jornada de trabajo -tal como hoy la imagina- en el año 2020, en un escenario particular.

Asistirá, durante ese día, a varios pacientes que han padecido SIDA y que tienen criterios de curación completa, pero que aún reciben un control periódico.

Hará diagnóstico y tratamiento de enfermos con cáncer a quienes les informará de la altísima probabilidad de que su enfermedad se resuelva satisfactoriamente en lapsos cada vez más breves.

Consultará reiteradamente en su computadora los perfiles genómicos de cada enfermo, tal como se registran en su historia clínica personal y, sobre la base de esta información, recomendará estrategias preventivas o seleccionará fármacos cuando sean necesarios.

Varios de los enfermos presentarán patologías psiquiátricas severas como depresión, adicciones de diverso tipo, fobias o psicosis.

Asistirá a niños y a adultos con patologías relacionadas con la contaminación ambiental, en especial de tipo respiratorio y dermatológico.

Cada vez que deba prescribir un antibiótico, deberá consultar los registros de nuevos casos de resistencia bacteriana o de mutaciones de microorganismos que alteren la sensibilidad conocida a las drogas.

En casi todos los casos, percibirá que la relación con sus pacientes estará fuertemente mediada por la tecnología y que, tanto él como los enfermos, se relacionan en un ambiente de mutua desconfianza y con un empobrecido vínculo afectivo.

Tendrá conciencia de que para muchas personas sus recomendaciones y sugerencias serán imposibles de cumplir debido a los altos costos que implican y a la marginación social en que viven.

13 de septiembre de 2008

Steve Jobs (fundador de Apple) y la superación personal.

Veamos el valor de superación personal ante un cáncer de páncreas que le puede llevar a la muerte.
"Las noticias sobre mi muerte están enormemente exageradas". Estas palabras que el escritor Mark Twain empleó cuando su falso fallecimiento fue publicado por el periódico New York Journal fueron utilizadas ayer por Steve Jobs en el acto público de presentación de las novedades de Apple para la temporada navideña. La frase aparecía por sorpresa en las pantallas gigantes utilizadas para el evento, provocando la sonrisa de Jobs, como recoge esta fotografía. La calidad no es muy buena, pero el instante es único. Siga leyendo el artículo original

Parte 1:


Parte 2:

¿El Síndrome de Down desaparece en España?. El debate ético.

Sólo un 5% de las españolas sigue los pasos de Sarah Palin y continúa con el embarazo
El 95% de las mujeres aborta cuando se detecta la alteración. el número de nuevos casos se ha reducido más del 50% desde 1980


MARÍA SÁNCHEZ-MONGE
«Trig sólo se diferencia del resto de los niños en que tiene un cromosoma de más». Así define la candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos, Sarah Palin, al hijo con síndrome de Down que tuvo el pasado 18 de abril. A pesar de que las pruebas prenatales detectaron la anomalía, decidió seguir con el embarazo, lo que representa una excepción a la tendencia general. En España, el 95% de las embarazadas que reciben la temida noticia interrumpe la gestación, lo que ha llevado a que la frecuencia de nacimientos con esta condición se haya reducido más de la mitad desde 1980.

Los nacimientos de niños con síndrome de Down han experimentado una caída en picado en el último cuarto de siglo. La mejora de las técnicas de diagnóstico prenatal y la aprobación de la actual Ley del Aborto han propiciado que en 2006 se registrase un 56% menos de casos que en 1980. Este descenso ha sido aún más drástica en el caso de los bebés cuyas madres son mayores de 35 años: un 85% menos. Estos datos proceden del Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC), que no cubre todos los nacimientos, pero constituye el registro más amplio en nuestro país.

La razón de la mayor reducción entre las madres añosas radica en que, por ser el colectivo con más riesgo, se les ofrece de forma sistemática la realización de una amniocentesis, que es la prueba diagnóstica más certera. La mayoría de ellas acepta este procedimiento invasivo -que presenta un riesgo de aborto espontáneo de entre el 0,5% y el 1%- y, cuando se detecta la anomalía, el 95% opta por la interrupción voluntaria del embarazo.

Pepa Muruzabal pertenece al 5% restante. No se lo pensó dos veces cuando el médico le comunicó que su futuro hijo tendría síndrome de Down: no interrumpiría el embarazo. La ecografía había mostrado una alta probabilidad de que existiese alguna alteración cromosómica, y por eso le aconsejaron realizarse una amniocentesis. «Aunque mi marido y yo habíamos decidido no abortar, preferíamos saber si el niño venía con alguna malformación a enterarnos tras el parto», explica. Así fue como nació Miguel, que ya tiene 13 años, cursa sexto de primaria y, según su madre, «es un niño muy alegre que no da más que felicidad».

Miguel vive en un mundo en el que la sociedad ha aprendido a ser más tolerante con quienes tienen alguna discapacidad intelectual. Además, su salud física ha mejorado significativamente. «Los avances médicos y sanitarios -especialmente en el campo de la cirugía pediátrica- y las mejoras en los apoyos sociales y en los programas de atención temprana han generado un aumento de su calidad de vida», afirma Pedro Otón, presidente de Down España. «Se habla de que en los últimos 20 años se ha producido un aumento de 20 años en la esperanza de vida», añade.

En la actualidad viven en España más de 32.000 personas con esta alteración genética cuyos portadores tienen un cromosoma 21 de más (tres, en lugar de los dos normales). Es la anomalía cromosómica más frecuente. «Afecta aproximadamente a uno de cada 600 recién nacidos en ausencia de diagnóstico prenatal», indica Domingo Ramos-Corpas, director técnico del Grupo de Trabajo de Cribado de Cromosomopatías de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.